sábado, 22 de septiembre de 2018

SERVIR, SERVICIO, SERVIDOR


HOMILIA DEL XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO



Queridos hermanos en el Señor:

En este domingo del Tiempo Ordinario Jesús nos plantea una cuestión importante que no debieramos olvidar nunca en la comunidad eclesial: los cargos y oficios como servicio.

Jesús esta de camino a Jerusalén pasando por Galilea y allí les va preparando para los acontecimientos que han de venir y desarrollarse: la pasión y muerte del Señor. Esta profecia de su final terreno esta unida a una discusión interna del colegio de los apóstoles: ¿de los doce, quien es el mas importante?

Parece que los apostoles y Jesús están en claves distintas: sin embargo, el evangelista pretende ofrecernos una enseñanza: la entrega sacrificial de Cristo a la muerte es el modelo de servicio para todo aquel que quiera vivir en la Iglesia. Es decir, todo servicio en la Iglesia es cruz, y como tal hemos de vivirlo:

La pasión es misión para Cristo, el servicio en la Iglesia es misión para el cristiano.

La pasión es sacrificio redentor de Cristo, el servicio en la Iglesia es un sacrificio y causa de redención para el cristiano.

Por esto mismo, ser el responsable de un grupo parroquial nunca es un privilegio que nos haga estar por encima de nadie, sino un encargo recibido por el mismo Dios para estar disponibles y al servicio de todos.

Debieramos hoy, también, cómo deberían ser las actitudes de este responsable de Iglesia: debe ser una persona íntegra, llena de amor a la Iglesia, con gran capacidad de docilidad y de humildad. Es importante que trate a los demás con ternura y magnanimidad; que busque servirlos como si del mismo Cristo se tratase.

Este es el camino del cristiano, hermanos, el servicio generoso, desinteresado y alegre. Imitando la actitud docil y humilde de servicio que el Señor Jesús adopta para ir a la cruz, subir a Jerusalén a celebrar su pascua y vivir su pasión.

Así sea

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