sábado, 18 de agosto de 2018

ALIMENTO DE SABIDURÍA


HOMILIA DEL XX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


Queridos hermanos en el Señor:

            Entramos hoy en el núcleo central del capítulo seis del evangelio según san Juan. Para la sección de hoy, nos servirá de gran ayuda el texto del libro de los Proverbios. La Tradición sapiencial del pueblo de Israel puede sintetizarse en lo siguiente: la sabiduría es conocer el mundo que nos rodea para remontarnos a Dios desde él y saber situarnos en el mismo. Esta sabiduría que recibe el trato de persona que vive junto a Dios entra en contacto con el hombre y pretende ofrecerle manjares exquisitos para saciarlo de conocimiento y eliminar toda inexperiencia y estupidez.

            La tradición ha identificado la sabiduría con el mismo Jesucristo. La Sabiduría es Jesucristo, quien ha preparado un banquete con pan y vino para suplir la inexperiencia y alimentarnos con el conocimiento divino. Por eso, el salmo 33 es una invitación, a todos, a gustar la sabiduría divina que se nos ha dado como alimento. Jesús en su discurso recupera la imagen del pan y del vino del Antiguo Testamento, y se las aplica a sí mismo como categorías cristológicas que definen quién es Él.


            Jesucristo no solo es pan de vida sino que su carne es la verdadera comida. Cristo, con su carne y su sangre, nos prepara el banquete del Reino. Las prefiguraciones han llegado a su cumplimiento pleno. El Reino de Dios se nos regala con un espléndido banquete donde el mejor y más esquisto manjar es Cristo mismo. Su carne y su sangre, alimentos del nuevo tiempo que empieza en Él, son viático para la eternidad. El banquete que se nos da en la Eucaristía, en el tiempo, es anticipo y trasunto de ese banquete que gustaremos en las bodas del cordero, en la eternidad.

            Por eso mismo, porque el conocimiento de Dios implica anhelo de eternidad. Cristo quiere suplir ese lapsus de tiempo hasta entonces con un alimento espiritual que, bajo las especies de pan y de vino, hagan suave la espera y menos áspero el camino. Jesús nos enseña hoy que para ir al cielo es necesario comer su carne y beber su cáliz que se nos regalan en cada misa. La Eucaristía nos da, a la par, conocimiento de Dios.

            Así pues, queridos hermanos, las lecturas de hoy nos exhortan a gustar y ver el alimento que Dios regala a sus hijos. Por tanto, acerquémonos bien preparados y dispuestos a recibirlo para comulgar la eternidad, que es presencia de Dios en nosotros. Así sea.

Dios te bendiga

2 comentarios:

  1. Si supiéramos el valor de la misa y de la comunión estarían llenas las Iglesias. UNA VEZ QUE SE CONOCE SU VALOR Y LA FUERZA QUE NOS DA NO SE PUEDE DEJAR ES EL MOMENTO MÁS IMPORTANTE DEL DÍA CON MUCHA DIFERENCIA

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  2. Si supiéramos el valor de la misa y de la comunión estarían llenas las Iglesias. UNA VEZ QUE SE CONOCE SU VALOR Y LA FUERZA QUE NOS DA NO SE PUEDE DEJAR ES EL MOMENTO MÁS IMPORTANTE DEL DÍA CON MUCHA DIFERENCIA

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