MISA POR LA FAMILIA
Aunque siguiendo el orden dispuesto por el actual
misal romano ahora tocara la misa por los diversos aniversarios familiares, hoy
trataremos la misa 12, por la familia,
ya que los otros formularios se verán cuando tratemos el sacramento del
matrimonio más adelante.
I. Misterio
La comprensión católica acerca de la familia se
sostiene en tres pilares fundamentales: a) se funda en la libre disposición de
Dios; b) Nace a partir de la unión conyugal; c) Es célula y base de la
sociedad, primer ámbito de humanización. Veamos:
La familia en cuanto tal no es algo propiamente
cristiano sino que pertenece al ordenamiento divino de la creación del mundo y
del hombre, pues al crear al hombre y a la mujer – nos recuerda el Catecismo de
la Iglesia Católica - , Dios instituyó la familia humana y la dotó de su
constitución fundamental. De donde se sigue que sus miembros sean personas
iguales en dignidad. La familia implica una diversidad de responsabilidades, de
derechos y de deberes para el bien común de sus miembros y de la sociedad, (cf.
CEC 2203).
La familia tiene su
fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de unirse en matrimonio,
respetando el significado y los valores propios de esta institución, que no
depende del hombre, sino de Dios mismo, su autor y creador (cf. CDSI 215). La comunidad conyugal está establecida sobre el
consentimiento de los esposos. El matrimonio y la familia están ordenados al
bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos. El amor de los
esposos y la generación de los hijos establecen entre los miembros de una
familia relaciones personales y responsabilidades primordiales (cf. CEC 2201).
La familia es la célula original de la vida social. Es la sociedad natural en que
el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la
vida. La familia debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y la
responsabilidad respecto de los pequeños y mayores, de los enfermos o
disminuidos, y de los pobres (cf. CEC 2208). La familia, ciertamente, nacida de
la íntima comunión de vida y de amor conyugal fundada sobre el matrimonio entre
un hombre y una mujer, posee una específica y original dimensión social, en
cuanto lugar primario de relaciones interpersonales, célula primera y vital de la sociedad: es una institución
divina, fundamento de la vida de las personas y prototipo de toda organización
social (cf. CDSI 211)
II. Celebración
Este formulario puede celebrarse con
ornamentos del color del día ateniéndose a las normas generales establecidas
para el uso de las misas ad diversa,
esto es, libertad de uso en el Tiempo Ordinario y con autorización del
ordinario en los otros tiempos litúrgicos. Con este formulario puede usarse la
segunda plegaria para las misas por diversas necesidades. Como veremos a
continuación, el formulario de esta misa está tomado, con alguna ligera modificación,
del formulario de la solemnidad de la Sagrada Familia.
La oración colecta es de nueva creación y establece
a la familia como parte del ordenamiento divino teniendo como modelo a seguir
el de la Sagrada Familia cuyas virtudes domésticas y amor mutuo nos ofrece el
camino de santificación para habitar en el cielo, descrito como un hogar. La
oración sobre las ofrendas ha sido tomada del misal romano de 1570[1] y
se pide que nuestras familias sean guardadas en la gracia y la paz que da Dios.
La oración de post-comunión está confeccionada con la del misal de 1570[2] y
la segunda parte es nueva; vuelve a proponerse la idea de imitar las virtudes
de la Sagrada Familia, a la que se añade el anhelo de habitar con ella en el
cielo.
Los textos bíblicos seleccionados para este
formulario son: Ef 6, 2-3 para la antífona de entrada, donde san Pablo nos
recuerda que el cuidado, respeto y honra de a los padres es garantía para una
vida larga y plena; e Is 49, 15 para la antífona de comunión donde se nos
recuerda que por encima de la familia y del cuidado de esta, se encuentra el
amor fiel y eterno de Dios que nunca falla aun cuando se diluyan las
seguridades humanas.
III. Vida
Una vez analizado el formulario,
vemos que hay muy poca originalidad en el mismo ya que se ha optado por usar el
formulario de la misa de la Sagrada Familia en lugar de haber compuesto uno
usando la doctrina reciente acerca de la familia como por ejemplo la Familiaris Consortio de san Juan Pablo
II. Aun así esta página del misal nos ofrece algunos puntos interesantes que
pueden ayudarnos bastante bien a valorar la familia y a vivir la relación
familiar.
En primer lugar, el formulario nos
enseña a que debemos respetar el orden divino en el cual se inserta la familia.
Es cierto que la familia no es un “invento” propiamente cristiano sino que se
encuentra en la ley natural que ha configurado las sociedades a lo largo de la
historia: cuando se dice que la familia es la célula de la sociedad debemos de
ampliar nuestras miras más allá de la religión cristiana. La familia es célula
de las sociedades humanas desde que estas se constituyeron como tal. Otra cosa
distinta es cómo se haya configurado el núcleo familiar en las diversas
culturas o regiones geográficas.
Esta misa ley natural determinó, en sus variadas
formas, que la familia fuera la unión entre el hombre y la mujer para la
complementariedad en los roles y en las psicologías y para perpetuar la especie
o el clan o la tribu. Así pues, la familia tiene un alto valor para la historia
humana y es un bien inmaterial ineludible con un estatus jurídico, social,
político y metafísico que debe ser reconocido y respetado por todos. De ahí que
no se comprenden como válidas las leyes positivas, que no naturales, que vayan
en contra de la misma.
En segundo lugar, la Sagrada Familia, es decir, el
núcleo formado por la Virgen María, san José y el niño Jesús, nos ofrece un
modelo de comprender y vivir los valores familiares. Muy poca información nos
ofrece la Escritura acerca de ésta pero observando el modo de vida de una
familia normal judía de aquella época podemos hacernos un perfecto retrato de
cómo sería la vida anónima y trabajadora de aquellos. ¿Qué virtudes domésticas
destacar? La entrega generosa y mutua, el trabajo callado y responsable, la
esmerad educación de los hijos, el desvelo de cada miembro de la familia por
los otros miembros, la solicitud por los pobres y la gente que acude a golpear
las puertas de casa, la hospitalidad que se vive al compartir la mesa y el
hogar con quien llega,… son algunas características que vivió la Familia de
Nazaret y que pueden servir para iluminar el modelo de familia cristiana que
necesita la hedonista sociedad de hoy.
Por último, al ofrecer la misa para que “nuestras familias sean guardadas en la
gracia y en la paz de Dios”, se nos recuerda la importancia y la obligación
de orar por ella. Hoy, ante los ataques y precariedades a que está expuesta la
familia se hace llamativa la urgencia de redoblar nuestra oración por esta
primera escuela de socialización y por esta Iglesia doméstica. Cuando está en
mantillas una legislación que olvida el derecho de los padres a educar y cuidar
a sus hijos, la familia debe estar en la primera línea de las intenciones de la
oración de la Iglesia, de las comunidades cristianas y de cada cristiano. Son
loables las iniciativas que de unos años a esta parte se han desarrollado
celebrando jornadas nacionales o diocesanas por la familia, por la vida, etc y
no debemos abandonarlas.
El problema vienes cuando estas cosas se hacen o se
apoyan por oportunismo político y no por convicción personal. Es lo que ha
pasado en España en épocas no muy lejanas, cuando los católicos se manifestaron
contra las leyes de ingeniería social de un gobierno el partido de oposición
les apoyó prometiéndoles que en cuanto llegaran al gobierno recogerían sus
demandas. Pero ocurrió que un día ese partido se convirtió en gobierno poderoso
y se olvidó de sus promesas, las iniciativas programadas por aquellos grupos
católicos descendieron en número de participantes y el gobierno cautivó los
votos de los católicos. Aun hoy se siguen los coletazos de aquella felonía partidista
apoyada por los prelados de entonces y que impide que el catolicismo levante
cabeza.
Hoy nadie quiere hablar de las leyes de ideología de
género que pretenden imponerse aún por encima de la autorización y voluntad de
los padres. Hay países donde a los padres se las ha quitado la custodia de sus
hijos porque se han negado a que reciben formación en esa nueva ideología tan
a-científica como totalitaria que busca subvertir los valores y datos de la
biología más básica.
Así pues, queridos lectores, el formulario de hoy es
un acicate para nuestras conciencias y una invitación a valorar nuestras
familias y nuestra experiencia familiar, más o menos buenas (según cada cual). La
familia es un don de Dios que nunca agradeceremos lo suficiente porque es en
ella donde aprendemos a desenvolvernos entrando en un proceso de humanización que
solo acaba cuando la última lección llega a su fin, esto es, morir de modo
humano, con entereza y con la conciencia del deber bien cumplido.
Dios te bendiga
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