miércoles, 13 de diciembre de 2017

12. MISA PRO FAMILIA


MISA POR LA FAMILIA



Aunque siguiendo el orden dispuesto por el actual misal romano ahora tocara la misa por los diversos aniversarios familiares, hoy trataremos la misa 12, por la familia, ya que los otros formularios se verán cuando tratemos el sacramento del matrimonio más adelante.

I. Misterio

La comprensión católica acerca de la familia se sostiene en tres pilares fundamentales: a) se funda en la libre disposición de Dios; b) Nace a partir de la unión conyugal; c) Es célula y base de la sociedad, primer ámbito de humanización. Veamos:

La familia en cuanto tal no es algo propiamente cristiano sino que pertenece al ordenamiento divino de la creación del mundo y del hombre, pues al crear al hombre y a la mujer – nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica - , Dios instituyó la familia humana y la dotó de su constitución fundamental. De donde se sigue que sus miembros sean personas iguales en dignidad. La familia implica una diversidad de responsabilidades, de derechos y de deberes para el bien común de sus miembros y de la sociedad, (cf. CEC 2203).

La familia tiene su fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de unirse en matrimonio, respetando el significado y los valores propios de esta institución, que no depende del hombre, sino de Dios mismo, su autor y creador (cf. CDSI 215). La comunidad conyugal está establecida sobre el consentimiento de los esposos. El matrimonio y la familia están ordenados al bien de los esposos y a la procreación y educación de los hijos. El amor de los esposos y la generación de los hijos establecen entre los miembros de una familia relaciones personales y responsabilidades primordiales (cf. CEC 2201).

La familia es la célula original de la vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer son llamados al don de sí en el amor y en el don de la vida. La familia debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y la responsabilidad respecto de los pequeños y mayores, de los enfermos o disminuidos, y de los pobres (cf. CEC 2208). La familia, ciertamente, nacida de la íntima comunión de vida y de amor conyugal fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer, posee una específica y original dimensión social, en cuanto lugar primario de relaciones interpersonales, célula primera y vital de la sociedad: es una institución divina, fundamento de la vida de las personas y prototipo de toda organización social (cf. CDSI 211)


II. Celebración

            Este formulario puede celebrarse con ornamentos del color del día ateniéndose a las normas generales establecidas para el uso de las misas ad diversa, esto es, libertad de uso en el Tiempo Ordinario y con autorización del ordinario en los otros tiempos litúrgicos. Con este formulario puede usarse la segunda plegaria para las misas por diversas necesidades. Como veremos a continuación, el formulario de esta misa está tomado, con alguna ligera modificación, del formulario de la solemnidad de la Sagrada Familia.

La oración colecta es de nueva creación y establece a la familia como parte del ordenamiento divino teniendo como modelo a seguir el de la Sagrada Familia cuyas virtudes domésticas y amor mutuo nos ofrece el camino de santificación para habitar en el cielo, descrito como un hogar. La oración sobre las ofrendas ha sido tomada del misal romano de 1570[1] y se pide que nuestras familias sean guardadas en la gracia y la paz que da Dios. La oración de post-comunión está confeccionada con la del misal de 1570[2] y la segunda parte es nueva; vuelve a proponerse la idea de imitar las virtudes de la Sagrada Familia, a la que se añade el anhelo de habitar con ella en el cielo.

Los textos bíblicos seleccionados para este formulario son: Ef 6, 2-3 para la antífona de entrada, donde san Pablo nos recuerda que el cuidado, respeto y honra de a los padres es garantía para una vida larga y plena; e Is 49, 15 para la antífona de comunión donde se nos recuerda que por encima de la familia y del cuidado de esta, se encuentra el amor fiel y eterno de Dios que nunca falla aun cuando se diluyan las seguridades humanas.


III. Vida

            Una vez analizado el formulario, vemos que hay muy poca originalidad en el mismo ya que se ha optado por usar el formulario de la misa de la Sagrada Familia en lugar de haber compuesto uno usando la doctrina reciente acerca de la familia como por ejemplo la Familiaris Consortio de san Juan Pablo II. Aun así esta página del misal nos ofrece algunos puntos interesantes que pueden ayudarnos bastante bien a valorar la familia y a vivir la relación familiar.

            En primer lugar, el formulario nos enseña a que debemos respetar el orden divino en el cual se inserta la familia. Es cierto que la familia no es un “invento” propiamente cristiano sino que se encuentra en la ley natural que ha configurado las sociedades a lo largo de la historia: cuando se dice que la familia es la célula de la sociedad debemos de ampliar nuestras miras más allá de la religión cristiana. La familia es célula de las sociedades humanas desde que estas se constituyeron como tal. Otra cosa distinta es cómo se haya configurado el núcleo familiar en las diversas culturas o regiones geográficas.

Esta misa ley natural determinó, en sus variadas formas, que la familia fuera la unión entre el hombre y la mujer para la complementariedad en los roles y en las psicologías y para perpetuar la especie o el clan o la tribu. Así pues, la familia tiene un alto valor para la historia humana y es un bien inmaterial ineludible con un estatus jurídico, social, político y metafísico que debe ser reconocido y respetado por todos. De ahí que no se comprenden como válidas las leyes positivas, que no naturales, que vayan en contra de la misma.  


En segundo lugar, la Sagrada Familia, es decir, el núcleo formado por la Virgen María, san José y el niño Jesús, nos ofrece un modelo de comprender y vivir los valores familiares. Muy poca información nos ofrece la Escritura acerca de ésta pero observando el modo de vida de una familia normal judía de aquella época podemos hacernos un perfecto retrato de cómo sería la vida anónima y trabajadora de aquellos. ¿Qué virtudes domésticas destacar? La entrega generosa y mutua, el trabajo callado y responsable, la esmerad educación de los hijos, el desvelo de cada miembro de la familia por los otros miembros, la solicitud por los pobres y la gente que acude a golpear las puertas de casa, la hospitalidad que se vive al compartir la mesa y el hogar con quien llega,… son algunas características que vivió la Familia de Nazaret y que pueden servir para iluminar el modelo de familia cristiana que necesita la hedonista sociedad de hoy.

Por último, al ofrecer la misa para que “nuestras familias sean guardadas en la gracia y en la paz de Dios”, se nos recuerda la importancia y la obligación de orar por ella. Hoy, ante los ataques y precariedades a que está expuesta la familia se hace llamativa la urgencia de redoblar nuestra oración por esta primera escuela de socialización y por esta Iglesia doméstica. Cuando está en mantillas una legislación que olvida el derecho de los padres a educar y cuidar a sus hijos, la familia debe estar en la primera línea de las intenciones de la oración de la Iglesia, de las comunidades cristianas y de cada cristiano. Son loables las iniciativas que de unos años a esta parte se han desarrollado celebrando jornadas nacionales o diocesanas por la familia, por la vida, etc y no debemos abandonarlas.

El problema vienes cuando estas cosas se hacen o se apoyan por oportunismo político y no por convicción personal. Es lo que ha pasado en España en épocas no muy lejanas, cuando los católicos se manifestaron contra las leyes de ingeniería social de un gobierno el partido de oposición les apoyó prometiéndoles que en cuanto llegaran al gobierno recogerían sus demandas. Pero ocurrió que un día ese partido se convirtió en gobierno poderoso y se olvidó de sus promesas, las iniciativas programadas por aquellos grupos católicos descendieron en número de participantes y el gobierno cautivó los votos de los católicos. Aun hoy se siguen los coletazos de aquella felonía partidista apoyada por los prelados de entonces y que impide que el catolicismo levante cabeza.

Hoy nadie quiere hablar de las leyes de ideología de género que pretenden imponerse aún por encima de la autorización y voluntad de los padres. Hay países donde a los padres se las ha quitado la custodia de sus hijos porque se han negado a que reciben formación en esa nueva ideología tan a-científica como totalitaria que busca subvertir los valores y datos de la biología más básica.

Así pues, queridos lectores, el formulario de hoy es un acicate para nuestras conciencias y una invitación a valorar nuestras familias y nuestra experiencia familiar, más o menos buenas (según cada cual). La familia es un don de Dios que nunca agradeceremos lo suficiente porque es en ella donde aprendemos a desenvolvernos entrando en un proceso de humanización que solo acaba cuando la última lección llega a su fin, esto es, morir de modo humano, con entereza y con la conciencia del deber bien cumplido.

Dios te bendiga



[1] MR1570 [821].
[2] MR1570 [956].

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