viernes, 23 de febrero de 2018

SUBSIDIO LITÚRGICO


II DOMINGO DE CUARESMA


MONICIÓN DE ENTRADA

Queridos hermanos:

Hoy toda la liturgia está centrada en el rostro resplandeciente de Cristo, contemplado así en la Transfiguración. En la Sagrada Escritura hay una insistencia en que busquemos a Dios, con valentía y ánimo. El itinerario cuaresmal persigue este fin: ver el rostro glorificado de Jesucristo en la mañana de la Resurrección. Pero mientras llega ese día, Jesús nos lleva hoy al Tabor para anticipar su gloria. La misa que celebramos es actualización, también, de ese misterio. Hoy nuestro Tabor no es otro que el altar, donde Cristo, bajo los velos del pan y del vino, vuelve a mostrar su gloria ante nuestros ojos. Contemplémosle desde la fe. [Al comenzar la celebración pongámonos en pie y unidos al canto recibamos al sacerdote y los ministros].


MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA

La primera y segunda lectura forman una unidad: el sacrificio exigido por Dios a Abrahán, que culmina con el rescate de su hijo Isaac, se ve completada por la afirmación de la Carta a los Hebreos “Dios no perdonó a su propio Hijo”. La Iglesia en el salmo canta la voluntad del hombre de querer vivir siempre en el país de la vida que nos garantiza el mismo Jesucristo, a quien hoy, como los discípulos, también nosotros vislumbramos en su gloria anticipada en la Transfiguración.


ORACIÓN DE LOS FIELES

Al subir al monte Tabor para contemplar la gloria del Hijo unigénito de Dios, hemos recibido el mandato de escucharlo. Así pues, abriendo nuestros oídos a sus Palabras le invocamos con fe:

R/ Señor, escúchanos, Señor, óyenos.

1)      Para que la gracia de Dios brille las Iglesias desunidas y las transfigure. Oremos.

2)      Para que no cesemos de alimentar nuestro espíritu con la Palabra que sale de la boca de Dios. Oremos.

3)      Para que busquemos contemplar un día la gloria del Resucitado. Oremos.

4)      Para que tendamos siempre hacia los bienes eternos. Oremos.

5)      Para que la gracia de Dios brille sobre nosotros y la Pascua nos transfigure. Oremos.

Padre de bondad, lleguen nuestras súplicas hacia ti por la eterna intercesión de tu Hijo amado, Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


MONICIÓN FINAL

Hermanos, hoy hemos visto, anticipadamente, la gloria de nuestro Señor a quien debemos amar y escuchar con atención. Podéis ir en paz.

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