sábado, 17 de marzo de 2018

UNA ALIANZA NUEVA


HOMILIA DEL V DOMINGO DE CUARESMA


Queridos hermanos en el Señor:

            Llegados a la recta final de la Cuaresma nos encontramos con una serie de pasajes bíblicos que, perfectamente, podrían ser un prólogo literario al relato de la Pasión del Señor que celebraremos dentro de pocos días.

            El profeta Jeremías nos anuncia una nueva alianza que Dios va a inscribir en el corazón de cada uno de nosotros para poder conocerlo en profundidad. La ley natural grabada en el corazón del hombre tiene como fin el poder conocer a Dios, conocer la Verdad. Esta alianza es un don que Él nos da para vivir una vida espiritual íntegra y saludable. Esa pureza de corazón prometida por Jeremías es la razón de aquella bienaventuranza “dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios”.

            La pureza del corazón es necesaria para tener experiencia del Misterio Pascual de Jesucristo, es decir, su muerte y resurrección que alegóricamente hoy ha expresado con la imagen del grano de trigo caído en tierra y que para dar fruto debe pudrirse. Este es el culmen de la vida de Cristo, para esto ha venido al mundo para ser, por su pasión, muerte y resurrección, autor de salvación eterna.


            Usando del ejemplo del grano de trigo, Cristo cierra el ciclo de sus enseñanzas en el cuarto evangelio pues todo lo que hasta entonces ha dicho se resume y concentra en el testimonio de su entrega a la muerte. Cada uno de nosotros puede, también, tener experiencia de la Pascua de Cristo en la medida en que viva su vida como una entrega generosa en pro de los demás. Entender la vida como un don que se nos ha dado para poder ponerla al servicio del prójimo sin ahorrarnos nada en ello.

            Esta entrega de la vida es el fundamento de la alianza nueva que Dios quiere establecer con nosotros, por eso va a ser sellada con la sangre preciosa de su propio Hijo Jesucristo. Esa misma sangre que purifica nuestro corazón y nuestros ojos para poder ver  y conocer, en verdad, al Dios único y verdadero.

            Hermanos, vamos de camino hacia el gran misterio de la redención humana. Nos encaminamos a la contemplación del Hijo del hombre que siendo elevado en la cruz atrae hacia si, como si de un imán se tratara, para el perdón de los pecados, que serán olvidados inmediatamente.


            Así pues, en conclusión: el Misterio Pascual de Jesucristo, esto es, su muerte y resurrección es la razón y el sello de la alianza nueva que Dios quiere establecer con nosotros grabándola, con el fuego del Espíritu, en el fondo de nuestro corazón; para que perdonados nuestros pecados y olvidados por su misericordia podamos, con alma pura podamos conocer a Dios y ver su gloria en la eternidad. Amén.

Dios te bendiga

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